La gastronomía peruana: Una ilusión desintegradora.
Hasta mediados del siglo pasado, era inimaginable todo lo que podría causar, en la sociedad, la cocina peruana. Era imposible pensar en que alguien hubiera dicho, hace algunos años, que un día iba a ver organizarse en el extranjero “viajes turísticos gastronómicos" al Perú, no lo hubiera creído. Pero ha ocurrido y sospecho […] que nuestra comida trae ahora al país tantos turistas como los palacios coloniales y prehispánicos del Cusco y las piedras de Machu Picchu (Vargas 2009). Actualmente se advierte, en el Perú, un boom gastronómico que posiciona a la cocina como un elemento de prestigio social y cultural. Este fenómeno culinario se ha consolidado en los últimos 20 años y ha causado diversas transformaciones sociales; sin duda, la más importante es la de haber introducido una conciencia de reconocimiento sobre la trascendencia de la gastronomía en el país. Esto se ve reflejado en la aceptación de platos típicos por parte de las altas esferas gubernamentales y sociales, que, antes, optaban por degustar platillos extranjeros, de preferencia europeos. Tal es el caso que “El menú de Palacio de Gobierno era, hasta mediados de siglo pasado, de raíces francesas” (Valderrama 2010:10).
Este boom culinario se muestra también como un elemento de integración social y cultural que conlleva a la reconfiguración de la identidad nacional, además de un reconocimiento y asociación de lo gastronómico con ser peruano. Pero ¿En qué medida este elemento puede generar una identidad nacional? ¿Y esta identidad construida llegará a integrar la pluralidad peruana? Considero que la gastronomía peruana no contribuye a la formación de una verdadera identidad nacional. La identidad nacional, en nuestro país, es un imaginario colectivo con el que todos deberían identificarse. Actualmente, esta construcción se encuentra en crisis debido que no existe un consenso para responder a la pregunta “¿quién soy?” (Gissi, citado por Arias 1987:51). Además de a la intolerancia a la pluriculturalidad, es decir, el no reconocernos como parte de una “comunidad imaginada” con el fin de formar una nación ().A continuación, expondré dos argumentos que sustenten esa afirmación. El primero, es referido a lo que el elemento gastronómico carece, no genera una conciencia de inclusión en la mente de las personas. El siguiente argumento, aborda el aspecto de lo que la gastronomía genera en la sociedad, ahonda más en la fragmentación de clases sociales.
Primeramente, sostengo que la gastronomía muestra un falso discurso sobre la identidad peruana; es decir, no proyecta un sentimiento de inclusión en la población. Esto se debe a que el discurso creado para publicitar la gastronomía, como un producto ligado directamente con la identidad peruana, está siendo construido para el exterior; lo cual evidencia que el discurso no aborda un discurso que posee fines inclusivos en el país. Una propuesta interesante es la que hace el antropólogo Carlos Aramburú al afirmar que se puede integrar a la gastronomía a una visión mucho más grande e inclusiva para que el beneficio del país no solo sea económico, sino también social. Llegar a obtener de esa forma un mensaje que se articule con la realidad social y no posea una mirada reducida de los problemas del país; es decir, que no solo se elabore una marca para el exterior, si no que construya una identidad partiendo desde el interior.
Además, esto se puede notar en el documental “La Marca Perú” presentada por Promperú que plantea que “Todo peruano, por el solo hecho de ser peruano, tiene derecho a comer rico”. Este enunciado adhiere indesligablemente a ser peruano con la característica principal “el comer rico”. Por “rico” se entiende que, primero, se tiene acceso a alimento básico; segundo, se puede degustar platillos que cumplen con los modelos expuestos en el documental. Lo cual no se observa en la realidad actual y así lo confirman los resultados de la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes 2010), elaborada por el INEI (Instituto nacional de estadística e informática) revela que los departamentos que registraron mayores índices de desnutrición al 2010 fueron Huancavelica (44,7%), Cajamarca (32%), Huánuco (31%), Apurímac (30,9%) y Ayacucho (30,3%). Por ello la que la imagen de identidad nacional que se postula debe ser diseñada tomando en cuenta los problemas del país, de lo contrario puede caer en una visión reduccionista.
Por otro lado, he encontrado una idea “La gastronomía peruana es una de las pocas expresiones nacionales que no generan discusión ni antagonismos” (Valderrama 2010:5) que me parece interesante discutir. Actualmente, la gastronomía es promovida por sectores pudientes del país, esto se ve reflejado en la creación masiva de restaurantes gourmet, debido a que los empresarios poseen el capital suficiente para dar apertura a restaurantes exclusivos. Esto se puede comprobar con la invitación que hace Gastón Acurio en su “discurso de orden” en la Universidad del Pacífico. El comenta que se siente emocionado por dirigirse a los jóvenes más afortunados del país por la educación que reciben; y los exhorta a que se conviertan en actores para generar un país lleno de riqueza e igualdad, con la creación de marcas (Acurio 2006). Esto denota la posición de los empresarios y clases pudientes del país con respecto a la gastronomía y por ende que la construcción de su imagen responde a intereses económicos determinados.
Un claro ejemplo, es el encarecimiento de platos peruanos en restaurantes gourmet. Esto genera que las personas de clase baja no pueden consumir estos platillos; ello causa un sentimiento de malestar, debido a que no puede degustar un elemento que pertenece, según la construcción antes mencionada, a todos los peruanos. Esta incomodidad y el encarecimiento del conlleva a que no exista una identificación entre clases. Por ello, la gastronomía peruana ahonda, aun más, la fragmentación y no promueve la identificación de en la población peruana. En consecuencia la gastronomía no es un elemento que no provoque discusión ni antagonismos.
En síntesis, la cocina peruana expone un discurso construido para el exterior, el cual no articula responsablemente los problemas que se encuentran vigentes en la sociedad. En consecuencia, no aborda ni soluciona los problemas de desintegración nacional. Además se constituye como un elemento que fragmenta más las resquebrajadas relaciones entre los peruanos. Por ello es que considero que la gastronomía peruana no podría contribuir como elemento principal para la reconfiguración de la identidad nacional. El boom gastronómico, que actualmente vivimos no solo nos invita a ser observadores pasivos si no ha participar de él, pero nuestra intervención debe ser para a intentar integrar el discurso e imagen de la gastronomía a un discurso más amplio y tolerante; en otras palabras, usar a la gastronomía como un elemento de cambio social que empiece y termine en el país.
Bibliografía
ACURIO, Gastón
˂http://www.emprendedores.pe/site/index.php?option=com_content&view=article&id=36:gaston-acurio-discurso-de-orden-de-gaston-acurio-en-la-universidad-del-pacifico&catid=25:articulo˃
ARAMBURÚ, Carlos
2010 Conversación sobre “Cocina Peruana, Identidad Nacional y Desarrollo Social”. Organizado por INTERSAPIENS. Consulta: 10 de junio de 2011
ARIAS, Viviana
2006 “Crisis de la identidad nacional: definición del problema y principales causas”. Consulta: 10 de junio de 2011.
COMERCIO
2010 “Encuesta realizada por el INEI” Consultada: 10 de junio de 2011
VALDERRAMA, Mariano
2005 “El Boom de la Cocina Peruana”. Consulta: el 10 de junio del 2011
VARGAS, Mario
2009 Ensayo del 22 de marzo a "El sueño del chef". El país edicion impresa. Consulta: 30 de mayo de 2011
YORI, Rosario
2011 Artículo del 14 de mayo a "Marca Perú: el derecho a votar". Antiprensa. Consulta: 30 de mayo de 2011.